La prisión política en Cuba

No fue a partir del año 1959 cuando se instauró en la Isla encarcelar a personas por motivos políticos. Ejemplo de ello fue el propio Fidel Castro, a quien condenaron a 15 años de privación de libertad por haber causado 90 muertes tras el ataque a dos cuarteles militares en la provincia de Oriente el 26 de julio de 1953. Solo 22 meses duró su encarcelamiento, producto de la amnistía decretada por el entonces dictador Fulgencio Batista. La cárcel, según revela el propio Castro en sus cartas, fue como unas vacaciones. Cocinaba en su exclusiva celda opíparas comidas, se bañaba dos veces al día, publicaba artículos en la revista Bohemia y recibía con frecuencia visitas. Si a partir de 1959 el presidio político en Cuba asume una amplia divulgación internacional, se debe a su magnitud, a la indefensión de los acusados y al largo de las condenas, entre otras acciones, que han sido implementadas a partir de la toma del Poder por los llamados revolucionarios. Sobre estos aspectos pretenden ilustrar estas notas.

Las cárceles de los revolucionarios
La propaganda castrista aduce que anterior a su Gobierno no todos los opositores iban a la cárcel, porque sus cuerpos aparecían ejecutados en las cunetas de las carreteras. Es cierto que la dictadura batistiana recurría a estos crímenes, pero al instaurarse un régimen totalitario, donde los jueces, los fiscales, los abogados de la defensa, la prensa respondían al Gobierno-Partido y donde se puso en vigor la pena de muerte, algo inexistente en la Constitución cubana, dejó de ser necesario asesinar anónimamente a los opositores, cuando podían ser fusilados. Las decenas de cuneteados durante la dictadura anterior quedaron sobrepasadas por 5.775 fusilados del régimen totalitario. También sirve de comparación entre la dictadura anterior y la presente, la cantidad de prisiones. En 1959 funcionaban 14 prisiones y 250 existen actualmente. La enorme diferencia cuantitativa si bien es preocupante, no logra mostrar la diferencia entre el anterior cautiverio y el que establecieron los revolucionarios. En primer lugar, que los reos llegan a las cárceles en su mayoría tras juicios sumarios, sin el debido proceso. Luego viene el trato que reciben. El Gobierno niega que los reos sean prisioneros políticos y por ello el trato no se distingue del que reciben los comunes. El castigo ante las “indisciplinas” y protestas de los presos se ejecuta con el mayor rigor. El sistema penitenciario ha establecido las celdas tapiadas, donde la incomunicación es total, el espacio se reduce al mínimo para una persona, no existe la luz ni casi agua. Por otro lado, la atención médica es deficiente y ausente cuando el padecimiento es producto de las golpizas de los carceleros. Organizaciones internacionales, incluyendo a la Alta Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, no han logrado un total acceso a las prisiones y presos cubanos. En 1995 algunas ONG internacionales lograron un permiso, pero no pasaron de las oficinas administrativas.

Los primeros presos políticos

Las cárceles revolucionarias comenzaron a llenarse con los militares y políticos del gobierno de Batista, pero no transcurrió mucho tiempo para que las mismas alojaran a revolucionarios.

En el año 1959 comienzan a organizarse movimientos de oposición, fundados, por aquellos que  contribuyeron en su lucha a derrocar la dictadura batistiana. Los métodos que emplearon para oponerse al gobierno revolucionario fueron los mismos que emplearon anteriormente: la guerra de guerrillas, el sabotaje y el terror. Ellos se sintieron traicionados en sus objetivos de restaurar la democracia. Vieron en la intervención, casi permanente en los medios de difusión, de Fidel Castro la intención de instaurar un régimen caudillista y en la penetración de los comunistas, militantes del Partido Socialista Popular (PSP), en el ejército y otras instituciones la intención de llevar al país hacia un sistema totalitario y ateo.

Las acciones más relevantes fueron la lucha en las montañas y la invasión en Bahía de Cochinos. La lucha en las montañas tuvo el carácter de una guerra civil. En cierto momento llegó a contar con 3.000 alzados en diferentes provincias, principalmente en el centro de la Isla, en la Sierra del Escambray. Para sofocar la insurrección, el Gobierno destinó 150.000 militares y milicianos. En 1963 fueron procesados más de 3.000 colaboradores de los guerrilleros y 500 familias deportadas a la occidental provincia de Pinar del Río. La lucha se prolongó hasta el año 1966.

La invasión de cubanos exilados fue sofocada rápidamente. Los 1.180 prisioneros en esa contienda los canjearon por más de 50 millones de dólares, cubiertos por el gobierno Estadounidense. Durante la ‘invasión’ de los exiliados, decenas de miles de hombres y mujeres, incluidos niños, fueron recluidos en la isla en todo tipo de instalaciones. La mayor de esas concentraciones se efectuó en la ciudad deportiva de La Habana. Los recluidos eran sospechosos por sus manifestaciones religiosas o su apatía al proceso revolucionario.
Como resultado de las contiendas llegaron a existir en la Isla 30.000 prisioneros políticos. Muchos reclusos se negaron a integrar los planes de rehabilitación y vestir el uniforme de los presos comunes. Ellos se autotitularon presos plantados y plantadas, porque muchas mujeres asumieron esa posición. Aunque su actitud les costó duros castigos y alargamiento de sus penas, ellos creyeron salvar con esta actitud lo único que les quedaba, su dignidad.
Aunque después de 1966 se realizaron acciones armadas esporádicas, en este año se evidenció la completa derrota de la lucha armada.

Prisioneros de conciencia

En octubre de 1967 se hace pública la primera purga al estilo soviético en el llamado proceso de micro fracción. En el mismo fueron encausados antiguos militantes de PSP, los cuales realizaban críticas a la dirección del gobierno cubano. El proceso concluyó con dos suicidios, 36 hombres y tres mujeres condenados a penas de hasta 15 años de prisión. Ello significó el comienzo de los reos de conciencia, porque sus acciones fueron pacíficas. Surgieron grupos defensores de los derechos humanos, periodistas independientes y activistas pro democracia.
Del 18 al 21 de marzo del 2003 se efectuaron detenciones masivas a disidentes y del 7 al 9 de abril concluyeron los juicios. Escritores, poetas, 26 periodistas independientes y 40 activistas del Proyecto Varela, hasta alcanzar la cifra de 75 inculpados, que recibieron condenas de hasta 28 años de cárcel. El Gobierno aprovechó el inicio de la Guerra del Golfo para ejecutar la redada, creyendo que la acción sería inadvertida, pero la opinión internacional no se dejó engañar e inició una campaña por la liberación de condenados.

Otros modos y efectos de ejercer la represión policial

_ Como resultado del proceso de la prisión política, existe la triste historia de las muertes por huelga de hambre. La primera víctima de la indolencia fue Pedro Luis Boitel tras 53 días de ayuno en 1972, pero no  pudo ser conocida hasta mucho tiempo después. Orlando Zapata Tamayo, prisionero del grupo de los 75, falleció producto de la huelga de hambre de 86 días y en el 2012 Wilman Villar Mendoza perdió la vida en el intento de exigir sus derechos dejando de comer.
_ No solo los disidentes fueron privados de libertad. De 1965 a 1968 se establecieron Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) donde fueron recluidos “antisociales” Es decir, fundamentalmente homosexuales y aquellos que practicaban alguna religión, que por medio del trabajo debían rehabilitarse. Se calcula que en estos campos de concentración desfilaron 25.000 jóvenes. Entre los más conocidos y ya fallecidos figuran el cantautor Pablo Milanés y el Cardenal Jaime Ortega.

_ En el código penal cubano se ha establecido el delito de “peligrosidad social pre delictiva” Aquí cabe cualquier presunción de un futuro delito que permite privar de libertad a cualquier ciudadano, incluso a un alcohólico o un drogadicto.

_ El régimen cubano ha establecido la prohibición de viajar fuera de Cuba a disidentes, los llamados “regulados” sin que los mismos estén pendientes de juicio alguno. Hasta el 2020 el número de regulados se elevaba a 246. También se le ha prohibido a determinados disidentes que viajaron legalmente, regresar a su país

_ Otra limitación de libertad lo constituye la prohibición de salir de sus casas a disidentes, cuando tienen lugar eventos importantes o en fechas significativas como el día de los derechos humanos.

La Rebelión

El 11 y 12 de julio del 2021, en cincuenta barrios y ciudades se manifestaron espontáneamente miles de jóvenes al grito de libertad, algo inédito en la historia cubana. En su inmensa mayoría no eran disidentes, ni se agrupaban en organización alguna. Sencillamente, se hartaron de las vicisitudes, arbitrariedades y represión a las que se veían sometidos. Ciudadanos no conformes con el presente y convencidos de que no tenían futuro bajo la dictadura totalitaria. La rebelión fue aplacada por medio de la violencia policial. Tras ello, miles de detenciones y juicios masivos que originaron sentencias de hasta 20 años de prisión a 629, de ellos 33 menores de edad. Este encarcelamiento masivo incrementa la cifra de presos políticos a 1.007 hasta febrero, de los cuales 136 son mujeres.

Como en otras ocasiones, el régimen intentará utilizar los reos como moneda de cambio para lograr un acercamiento a los EEUU. Si logran el acercamiento por esa vía, el Gobierno intentará desterrar a muchos opositores. El nuevo deshielo no resolverá el problema cubano. La experiencia acumulada, sumado a lo insoportable de la situación de los cubanos, anuncia que solo un cambio fundamental puede traer la paz y el progreso en nuestro infortunado país.

Emilio Hernández

Fuentes