Poemas

Emilio Suri
Inventario

Tenía un ruiseñor
que hilvanaba con su trino
transparencias
y un gato que en la noche
traía hasta mi cama
el ovillo que a Penélope robara.
Tuve una guitarra
que Ilovía en los balcones serenatas.
A la entrada de mi casa
las bromas florecían espontáneas
y las ganas de vivir
nunca estuvieron racionadas.
Hubo novias a las que amé
sin que nunca lo supieran.
Pavese y Paul Celan fueron mis amigos
Me bastaba un aguacero tropical
para cantar el tema de Los paraguas de Cherburgo.

Yo fui Lord Jim por si aun no lo sabían;
el reportero de Vivir por Vivir
y el bohemio mas bohemio de Paris
desde una butaca dei cine de mi pueblo.
Viajaba sin viajar hasta la noche
en que mi fui en busca de La Habana.

La ciudad se me abrió como rosa prohibida
y entre mojitos, tertulias y poemas
una hermosa intelectual
hirió de muerte a mi candor
con una tibia y pegajosa gonorrea.

Digo que, aun despues,
tenía un ruiseñor
que lograba con su trino
transparencias.
Me hice de una cama
donde nunca faltaba la poesía,
el vino y los jadeos.

Las noches se tornaban pequeñitas
para tanta bullanga y sofocón.
Tenía un solo pantalón
que andaba solo
y solo dos camisas
y solo un par de botas
que siempre, pegadas a la Isla,
sabían contrasenas para entrar
en donde no eran aceptados
funcionarios, policías y turistas.

Tenía adicción por conciertos y teatros
y en ellos descubría cómo Paco de Lucía
nos desbordópor bullerías
el cauce de la sangre.
Vi cómo Alfredo Zitaroza
con las venas abiertas
se asomó a la muerte
en la bañera de su hotel;
descubrí al loco de Piazzola
justo en el momento
en que rodaba
con la luna por el medio de La Rampa.
Sentí que era amigo de Degas
con novias bailarinas
que al besarse una con otras
me cegaban.

Mi combustible era aguardiente Coronilla
y cervezas de tercera, sin marcas ni etiquetas.

Desterré por trivial al intimismo
y en nombre del futuro
me cercené el presente.
Oportunistas e ingenuos
nos juntamos
para tomarnos, de una vez, el cielo por asalto.
Un día repartieron nombramientos
y los más listos de mi tiempo empezaron a viajar.
Algunos fueron nombrados bufones de palacio.
Otros, enfermaron de cordura
y mas de un loco fue dejado
como especie en peligro de extinción.

Muchos, agobiados por los cercos,
se hicieron a la mar .
Cada cual buscó cómo inventarse
un horizonte.

Recordaba que tuve un ruiserior
que lograba con su trino transparencias.
De tanto que lo quise proteger
lo escondí dentro del pecho
para que nadie lo escuchara.
EI silencio lo apagó
sin que sus alas besaran el espacio.
Ahora, en su lugar, anida un cuervo.
Lo sé,
porque acaba
de vaciarme
la mirada.

 Publicado en el Cuba-Journal 2005
Emilio Suri
Inventur

Ich hatte eine Nachtigall,
die mit ihrem Trillern
Transparente entwarf
und eine Katze, die nachts
bis zu meinem Bett das Knäuel brachte,
das sie Penelope geraubt hatte.
Ich hatte eine Gitarre,
die auf den Balkons Serenaden regnete.
Am Eingang meines Hauses
blühten spontan die Scherze,
und die Lebenslust
war niemals rationiert.
Es gab Bräute, die ich liebte,
ohne dass sie es jemals erfuhren.
Pavese und Paul Celan waren meine Freunde
Mit genügte ein tropischer Regenschauer ,
um das Thema der Regenschirme von Cherbourg
zu singen.
Ich war Lord Jim, wenn man es noch nicht wusste;
der Reporter aus «Leben um zu leben»
und der aller bohemienste Bohemien aus Paris
aus dem Kinosessel meines Dorfes heraus.
Ich reiste ohne zu reisen bis zu der Nacht,
in der ich mich auf die Suche nach Havanna
machte.
Die Stadt öffnete sich mir wie eine verbotene Rose,
und zwischen Mojitos, Gesprächen und Gedichten
verwundete eine schöne Intellektuelle
meine Unschuld zu Tode
mit einem flauen und ansteckenden Tripper.

Ich sage, dass ich sogar noch danach
eine Nachtigall hatte, die mit ihrem Trillern
Transparente erreichte.

Ich erhob mich aus einem Bett,
in dem nie die Poesie,
der Wein und das Keuchen fehlten.

Die Nächte waren zu kurz
für soviel Tumult und unterdrücktes Geschrei.
Ich hatte nur eine Hose,
die allein ging
und nur zwei Hemden
und nur ein Paar Schuhe,
die immer, der Insel verhaftet,
Losungen kannten, um dort hineinzukommen,
wo nicht Funktionäre, Polizisten und Touristen
akzeptiert waren.

Ich hing von Konzerten und Theatern ab,
und in ihnen entdeckte ich, wie Paco de Lucía
uns die Blutbahn mit Lärm überflutete.
Ich sah, wie sich Alfredo Zitaroza
mit geöffneten Adern
in der Badewanne seines Hotels
dem Tode näherte;
ich entdeckte den verrückten Piazzola
just in dem Augenblick,
in dem er mit dem Mond
inmitten der Rampa entlang rollte.
Ich merkte, daß ich Freund von Degas war
mit Tänzerinnen als Bräuten,
die mich erblinden ließen,
als eine die anderen küsste.

Mein Brennstoff war der Schnaps Coronilla
und Bier dritter Kategorie, ohne Marken oder
Etiketten.
Ich verbannte den Intimismus als trivial,
und im Namen der Zukunft
schränkte ich mir die Gegenwart ein.
AIs Opportunisten und Naivlinge versammelten wir
uns,
um auf einmal den Himmel im Sturm zu nehmen.
Eine Tages verteilte man Ernennungen,
und die Klügsten meiner Zeit begannen zu reisen.
Einige wurden zu Hofnarren ernannt.
Andere wurden aus Vernunft krank,
und mehr als ein Verrückter wurde als eine
vom Aussterben bedrohte Gattung sich selbst
überlassen.
Viele gingen -erschöpft durch die Einkreisung – auf
das Meer.
Jeder versuchte, sich einen Horizont zu erfinden.

Ich erinnere mich, dass ich eine Nachtigall hatte,
die mit ihrem Trillern Transparente erreicht.
Da ich sie so sehr beschützen wollte,
verbarg ich sie in der Brust,
damit niemand sie höre.
Das Schweigen löschte sie aus,
ohne dass ihre Flügel den Raum küssten.
Jetzt nistet an ihrer Stelle ein Rabe.
Ich weiß es,
denn er hat mir
soeben den Blick ausgehöhlt.
Carlos Valerinos
Resisto

Resisto,
como un perro extraviado yo resisto,
y en el polvo pervivo.

El viento afilado del exilio
interior me reveló el camino,
que obstinado transito
sin encontrar un sitio
en donde mi indócil corazón de fugitivo
repose detenido,
olvidado
olvidado de angustias, de sueños sin sentido;
y ausente del delirio
de los que arrastran de un circulo a otro circulo
el pasado heroísmo
                  – es decir –
la piedra del destino.

Resito,
como un perro extraviado yo resisto,
y sobrevivo.    

Publicado en Cuba-Journal 2005

Mirta Yáñez

Credulidades

Mis tatarabuelos creyeron en la tierra,
anotaron su fe ciega en los irreprochables terrones
que proveían casi lo necesario;
la sempiterna vaca en el establo, un serrucho, para que
más;
todo fiel y ordenado,
como para durar hasta siempre.
Mis abuelos creyeron en el viaje,
la ciudad prometida,
el polvo de oro cayendo quizás como el maná
sobre las callosidades de sus manos
y despacharon a sus hijos, mis abuelos;
y ellos creían, creían,
aunque no vieron ni por asomo a los dioses dorados;
así, tuvieron otra vez fe en los objetos inconmovibles,
el arcón, una trenza anudada, los anaqueles
para guardar la harina.

Mis padres también creyeron en lo suyo,
una familia sólida como un doblón enterrado en la arena,
durará tanto el apellido
y tendrán bodas de diamante.
Yo también creí casi en las mismas cosas
y aún en otras que se me han ido olvidando.

Publicado en el Cuba-Journal 2000/01

María Elena Cruz Varela

Un rostro en la muchedumbre

¿No ven que ando desnuda? ¿No ven que en la avalancha abandoné mis trajes. Mi sonrisa de buena cortesana?
¿No ven acaso que deambulo desnuda. Desdibujando el rostro. Cosido por aplausos detrás de los carteles?
¿No ven que ya no puedo volver a los orígenes?
Flexión del tronco. A ver. Flexión de extremidades. A ver:
¿Por qué no miran? ¿por qué no me señalan con el dedo
si me exhibo desnuda ante esta muchedumbre que ciega.
Sorda. Muda. Premia mi desnudez? ¿Es que no se dan cuenta?
¿No ven que ando desnuda. Sin tregua. Sin descanso?
Ahora ¿por qué me aclaman si digo que estoy desnuda?
Estoy desnuda. Grito. Dejadme la esperanza. La desnuda esperanza en que me amparo.

Publicado en Cuba-Journal 1998/99 y tomado del Angel Agotado 1992

Manuel Díaz Martinez

La guerra

Todos los aviones regresaron a sus bases.
Pero no todos los hombres regresaron a sus casas.
Pero no estaban todas las casas de los
que regresaron.
Pero no todos los que regresaron
encontraron a todos en sus casas

 
Primer testamento

        Les devuelvo
lo que me dejaron:
              la agonía.

      El eco exhausto
   de mis soliloquios
                         no:

           esto, a saber
 lo hereda el viento.


Vivir

      Vivir es levantar un mundo
                       sobre el mundo
                       a cada instante.

Es también atesorar recuerdos
                    voces como pasos
                  en la oscura hierba.

Publicado en el Cuba-Journal 1998/99 y tomados de Memorias para el invierno y Alcándara