50 años de Revolución

Soy del criterio que no existe sistema económico sin ventajas o avances. Lo interesante es conocer el resultado neto, es decir, el balance final entre  logros y perjuicios. Es por ello que intentaré con estas notas ofrecer un detalle, lo más objetivo posible, de los cambios en las esferas más importantes de la sociedad cubana, acontecidos durante los últimos 50 años.

Economía
 
 
Una de las principales medidas económicas de la Revolución Cubana fue la reforma agraria, la cual perseguía eliminar el latifundio, donde se concentraba la mitad de las tierras cultivables, hacer propietarios a quienes trabajan la tierra y por supuesto aumentar la producción, al extenderse la tenencia de las tierras.

En Mayo de 1959 se firmó la primera ley por la cual se expropiaron las fincas superiores a 402 hectáreas y concedió a arrendatarios la propiedad de parcelas hasta 26 hectáreas.

En Octubre de 1961 se firmaba la segunda ley que concedía el derecho de tenencia máxima sólo hasta 66 hectáreas y al mismo tiempo se inició la política de eliminar la propiedad privada y cooperativa. Esto último se ve reforzado en 1962, cuando se disuelven las cooperativas cañeras, las cuales se convierten en granjas del pueblo (léase estatales). Así, el 70% de las tierras pasaron al Estado. Los productores privados y cooperativos fueron obligados a entregar su producción fundamental al Estado, sin intervención de agentes privados y a precios estipulados por el Estado. Se habían  creado las condiciones para sustituir la experiencia campesina por la soberbia y la arbitrariedad. A partir de aquí se fomentaron planes para disecar ciénagas, convertir los alrededores de la ciudad de La Habana en zona cafetalera (sustituyendo a las que eficazmente existían en las montañas),  transformar la masa de ganado vacuno en una raza que proporcionara a la vez leche y carne y como colofón de todos estos planes, producir en 1970 diez millones de toneladas de azúcar. Esto último resultó el más estrepitoso fracaso, no porque no se alcanzara la meta, sino porque para lograr duplicar la producción, se paralizó casi completamente toda la economía. Las consecuencias de las políticas agropecuarias podrían resumirse de la siguiente forma: la producción azucarera, que permitió a Cuba ser el mayor exportador mundial del dulce durante décadas, se ha reducido actualmente a las cantidades que se producían a principios del siglo XX; las reses, cuyo número igualaba en 1958 al de habitantes de la Isla se redujeron a 3,8  millones(ONE2008)  para una población actual de 11 millones de habitantes; las tierras en la actualidad están pobladas por el marabú y no se explotan en más de un 50% (ONE2007). Todo ello significa que tenga que importarse más del 80% de los alimentos, fundamentalmente de EEUU. Podría pensarse que el resultado calamitoso que presenta el campo se debe al impacto de la caída del muro de Berlín, lo cual ha repercutido sin dudas, pero antes de 1989 las inversiones en el sector agrario fueron cuantiosas, llegándose a considerar como una agricultura moderna en muchos renglones. No obstante, la penuria alimentaria de la población se mantuvo, aún en los años de mayor auge económico.

Otra Reforma importante fue la Urbana, por la cual se rebajaron los alquileres en un 50% y se estableció que los inmuebles pasaban a propiedad de los inquilinos. Las consecuencias no se hicieron esperar. La construcción de viviendas del sector privado se paralizó totalmente. Aunque el Estado trató de sustituir esta actividad, el mismo no ha logrado igualar los niveles de edificación anteriores.  En el periodo entre 1959 y 2007 el número de viviendas edificadas fue inferior a las destruidas por la falta de mantenimiento, como una de las causas fundamentales[i].

La nacionalización de las industrias se inició, primero con aquellas que pertenecieron a miembros connotados de la extinta dictadura. Más tarde, como represalia a las refinadoras de petróleo extranjeras, que se negaban a refinar el petróleo soviético. Después, fueron nacionalizadas todas las empresas extranjeras y comenzaron a expropiarse las industrias y comercios cubanos de aquellos propietarios que abandonaban el país. En 1968, después de contar el Estado con la totalidad de la industria, la banca y el comercio, se llevó a cabo la llamada ofensiva revolucionaria, la cual pretendía construir paralelamente el socialismo y el comunismo. La ofensiva se dirigió a todos los productores particulares. Fueron confiscados desde tornos hasta máquinas de coser, licuadoras, etc. todo lo que pudiera significar un ingreso personal independiente del Estado. En resumen, fueron incautados más de 50,000 pequeños negocios[ii].

Una de las primeras metas de la Revolución fue la industrialización del país. En los primeros años, acudiendo al préstamo soviético principalmente, se comenzaron a construir industrias, sin que existiera un plan integral y sin generar crecimientos, a pesar de enormes inversiones efectuadas. A mediados de los 60, cuando Cuba fue incluida en el CAME, se decidió cifrar el desarrollo en la producción azucarera, invirtiéndose fuertemente en esta industria. Después del fracaso de la zafra del 70, se volvió a hacer énfasis en otras industrias, siguiendo el modelo soviético de gigantismo y sin que existiera una base consistente en la provisión de materias primas. La disolución de los países hermanos produjo una caída de la producción de un 35%. Muchas fábricas dejaron de funcionar para siempre, pero debido a un cambio en la política inversionista, que permitió la participación de capital extranjero, se desarrollaron la industria turística, la producción de níquel, así como las de gas y petróleo. Estos renglones, donde ha participado el capital extranjero,  son los únicos que muestran un incremento con relación a lo producido en 1958. Pero nadie puede dudar que de continuar la República con el sistema de mercado estos éxitos se hubieran podido alcanzar mucho antes y sin detrimento del resto de la economía.

De 1959 a 1989, sólo en dos años (1960 y1974), la balanza comercial refleja un resultado positivo, acumulándose hasta el final del período un déficit comercial de 2.1576,6 millones de pesos. Las subvenciones recibidas del campo socialista, donde solamente la URSS en el periodo 1960-1990 aportó 3.9390[iii] millones de dólares, sumado al incremento de la deuda externa, dieron al país la posibilidad de generar un incremento de la producción en ciertas ramas como lo fueron principalmente el azúcar, los cítricos, el acero, materiales de construcción y  la pesca, al mismo tiempo que permitieron un incremento sustancial en el desarrollo social y una apreciable igualdad en el consumo personal, aunque siempre sujeta a una insatisfacción crónica del consumo personal.

La situación cambió drásticamente con el derrumbe del campo socialista, estableciéndose una crisis económica, no superada aún, pues los indicadores de 1989 no se han alcanzado. El déficit comercial 1989-2008 sumó 46,8 miles millones de pesos. Ello ha contribuido al incremento de la deuda externa, la cual a finales del 2007 se sitúa en 3.410 dólares por habitante, el triple del promedio latinoamericano[iv]. Lo peor de la crisis cubana es que no permite  avizorar una solución. Dos factores lo impiden; la carencia de incentivos de los productores y el  limitado flujo de capital. La formación bruta de capital con relación al PIB fue en el 2005 del 9,7%, la más baja de Latinoamérica, cuyo promedio alcanzó el 19,6% (CEPAL, 2007).

Como conclusión, de lo que la Revolución le ha aportado a la economía cubana, podría servir el epitafio tallado en la tumba parisina del cardenal Richelieu, el cual reza “….hizo bien e hizo mal, el bien lo hizo mal y el mal lo hizo muy bien.

Sociedad

Una espectacular campaña para la erradicación del analfabetismo concluyó exitosamente en los primeros años de la Revolución. Aunque el censo poblacional de 1970 reportó un 12,9%, de analfabetos, ello no deja de constituir un éxito, pues el índice mejora en un 50% el alcanzado en 1958iv Se crearon nuevas escuelas en el campo y se generalizó la escolarización. La enseñanza secundaria y universitaria tuvo un enorme incremento. A partir de la crisis iniciada en 1989, la escolarización pierde calidad, producto de la salida de los maestros hacia trabajos con mayores beneficios económicos como el turismo. Ello motivó la creación de maestros emergentes entrenados en 8 meses y en edades cercanas a la de los escolares. Por otro lado, un gran número de técnicos y profesionales abandonaron también sus profesiones en busca de ingresos de subsistencia.

Los índices de salud mejoraron notablemente a partir de 1972. El de la mortalidad infantil continuó mejorando, incluso durante la crisis actual. La cifra de médicos por 10.000 habitantes, que en 1958 significó 9,2 pudo ser superada en 1975 con un índice de 10,0, alcanzando en 1989 un índice de 36,4iv. Actualmente este indicador es el más alto en Latinoamérica, aunque el 40% de los médicos se desempeña en el extranjero, principalmente en Venezuela y la situación en los hospitales cubanos respecto al servicio, avituallamiento y salubridad dejan mucho que desear.

El cubrimiento de la seguridad social, el cual en 1958 representaba un 62% de la fuerza de trabajo, alcanzó en 1981 un 93% y hoy puede considerarse plena. La tasa desempleo que en 1958 registraba un 13,6%, se redujo al 6% en 1988iv   y hoy según datos oficiales, aunque nada creíbles es del 1,8%. Estas cifras halagüeñas se ven enturbiadas al constatar que actualmente el salario no resulta suficiente para cubrir las necesidades primarias y mucho menos las pensiones. La relación del salario real 2007/1989 fue de un 24% y de las pensiones 39%v.

Algo que fue corregido en breve tiempo, fue la discriminación racial. En Cuba se manifestaba en la prohibición de acceso a sociedades blancas a ciudadanos de la raza negra o mestiza. Peor era aún en algunas ciudades, donde los negros no podían caminar en las zonas de los parques destinadas a los blancos. Ello fue liquidado sin necesidad de promulgar algún decreto. Bastó la compulsión social, que generó una Revolución, para acabar con esa injusticia. Por la misma causa comenzó a pigmentarse la empleomanía de las tiendas por departamento. El problema es que ello fue considerado como la solución de la discriminación racial. El tema se ha convertido en un tabú y por supuesto una cuestión tan compleja debe ser continuadamente observada. Hoy vemos como la élite gobernante es predominante blanca, la población penal  abrumadoramente negra y la policía hostiga con registros  en las calles, fundamentalmente a los ciudadanos que no parecen blancos. Por otro lado, durante años fue prohibido el acceso de cubanos, aunque sin importar el color,  a los hoteles e instalaciones turísticas. La Universidad se limitó a los revolucionarios. La discriminación se amplió a toda la población y en particular para quienes no profesaban ardor revolucionario.

Política

La revolución del 1. de Enero de 1959 se hizo para sacar del poder al dictador Batista y restaurar la constitución de 1940, que el tirano había pisoteado. Lo primero se materializó, lo segundo no. Lo que de inmediato se implantó fue la pena de muerte, no contemplada en la constitución, por la cual se han producido casi 6000 fusilamientos[v]. Las elecciones prometidas nunca llegaron a producirse, los partidos políticos fueron prohibidos, para beneficio de un único, la prensa independiente dejó de existir.

Es cierto que con la Revolución el país se hizo independiente de EEUU, pero durante la República ningún cubano participó en una guerra, mientras que la gratitud hacia la generosidad soviética implicó, entre otras, la guerra de Angola, librada entre 1975 y 1989. Desaparecida la URSS, la dependencia ha girado hacia Venezuela, que sólo por el subsidio del petróleo otorgó a Cuba 2500 millones de dólares en el 2007v para hacer patente el carácter parasitario de la nueva dependencia.

Pero ¿qué sentido tiene continuar escribiendo sobre la política de la Revolución? cuando lo que existe en Cuba es el ejercicio del poder, del poder absoluto. Con mucho acierto el poeta Nicolás Guillén  definió que “en Cuba todo es político, menos la política”.

Emilio Hernández

[i] Mesa-Lago, Carmelo “La veleta económica cubana” www.cubaencuentro.com
[ii]  Yañez, Eugenio/Benemelis, Juan/Arencibia, Antonio “Lo que el viento se llevó” www.cubanalisis.com
[iii]  Hernández, Emilio “Las conquistas sociales de la Revolución Cubana”  www.decub.de/CubaJournalEs/Articulos/conquistas_sociales.htm
[iv] Mesa-Lago, Carmelo “La economía cubana en la encrucijada: Legado de de Fidel, debates sobre el cambio y opciones de Raúl” www.cubanalis.com
[v] Cancio-Isla, Wilfredo “El costo en vidas de la Revolución” www.elnuevoherald.com
ONE_ Oficina Nacional de Estadísticas, Cuba www.one.cu

CEPAL_ Comisión Económica para América Latina y el Caribe
CAME_ Consejo de Ayuda Mutua Económica (de los países socialistas)

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