La marcha del General

El discurso pronunciado por el general Raúl Castro, el pasado 26 de Julio en comparación con el discurso de la misma fecha en el 2007 ha causado en muchos una fuerte decepción. Las razones que mueven al referido desengaño son las siguientes:

El discurso leído el año anterior se caracterizó por ser crítico con la realidad cubana y se identificó con los problemas de la población. Para la solución de los problemas el General dijo que se requerían cambios estructurales y de conceptos. También que el salario no cubría las necesidades elementales del trabajador y por ello dejaba de ser un instrumento de estímulo y en el plano internacional ofreció el ramo de olivo a la próxima administración estadounidense a fin de mejorar las relaciones.

El reciente discurso tuvo un esquema similar a los recogidos a lo largo de la historia revolucionaria. Se plantearon futuras dificultades a causa de crisis internacionales, se dijo que el pueblo no debe acostumbrarse a recibir solamente buenas noticias y se planteó que independientemente quien sea ganador en la contienda electoral de EEUU, Cuba continuará preparando su defensa. 

La mayoría de los analistas sobre el tema cubano ven un evidente frenazo a partir de la lectura de ambos discursos, sin embargo, discrepan en las causas del mismo: Uno de los argumentos es que efectivamente, la situación internacional en lo referente a los precios del petróleo y los alimentos, así como una desaceleración de los países industrializados hayan influido en la dirección del gobierno para ser más cautelosos con la apertura al exterior y sitúan como ejemplos otros países que en tiempo difíciles disminuyeron el ritmo de sus reformas, entregando al Estado mayores controles, etc. para evitar que la crisis internacional pudiera afectar los avances internos.

A mi modo de ver la anterior teoría parte del criterio de comparar a Cuba con otros países que iniciaron reformas. Pero Cuba tiene condiciones muy distintas a las de países como las que presentaban Vietnam o Malasia a finales de los 80. El Estado cubano cuenta con el monopolio absoluto del comercio exterior. El capital extranjero ha sido ubicado fundamentalmente en los sectores de turismo, minería y extracción del petróleo, sin que tenga grandes engranajes con el resto de la economía. La agricultura se encuentra fundamentalmente en manos de las empresas estatales y las cooperativas, y los campesinos producen lo dispuesto por Estado sin influencia del mercado interno y mucho menos del externo. Si el precio de los combustibles y alimentos continúa su crecimiento y el turismo internacional a decaer, nada mejor para contrarrestar estos males que introducir reformas para aumentar considerablemente la producción de alimentos, incluso para su exportación, así como otros productos sustitutos de importaciones. Reformas que mejoren la eficiencia y productividad de la industria, la agricultura y en especial de la turística para hacerla competitiva. 

Otros explican la parálisis de los cambios porque el General cayó bajo el influjo del Gran Hermano

Esta teoría tiene su fundamento en una mayor actividad del Máximo Líder en la divulgación de sus reflexiones en los últimos meses. Sobre todo porque muchas de ellas, en contraste con las primeras, se han referido y criticado decisiones y declaraciones del gobierno. Ejemplo de estas es aquella donde explica que él nunca quiso firmar pactos de derechos humanos con ONU, luego de haber sido firmados éstos por el gobierno o la otra donde acusa a la Unión Europea de cinismo e hipocresía por el levantamiento de las sanciones hacia Cuba, mientras el Gobierno declaraba su complacencia con el acuerdo de la UE. Sólo para nombrar las más importantes en este sentido. No hay que dudar que Raúl Castro no pretenda, ni quiera irritar al enfermo. La influencia actual  es manifiesta en sus intervenciones, por qué no también, en sus acciones. La cuestión estriba, en si esa influencia es la causa total del repliegue o sólo parte de ella.

Pero puede suceder que exista una falsa interpretación de las palabras del General cuando dijo  “que se requerían cambios estructurales y de conceptos”. Algunos han interpretado tal afirmación como una intención de reformar el país, aunque en ningún momento este término ha sido empleado por nadie de la nomenclatura. La especulación más generalizada es que los cambios referidos se dirigirían a resolver los problemas más apremiantes como son la alimentación el transporte y la vivienda, recurriendo para ello a mecanismos de mercado, si fuese necesario, a fin de romper la improductividad existente en el país. Ello se deja apreciar en los rumores que han corrido en la población sobre la aplicación de medidas que nunca llegaron a ponerse en práctica.

Los hechos dicen casi siempre mucho más que las palabras. Por lo tanto pasemos a analizar “las buenas noticias” implementadas en función del incremento de la producción: 

Donde posiblemente más se ha avanzado desde la entrega del Poder provisional hasta la fecha es en el transporte. De acuerdo a un plan a largo plazo deben incorporarse 5000 ómnibus y 1000 locomotoras procedentes de China. Se han contratado vagones con Irán y dispuesto 1000 millones de dólares para la reparación de vías férreas calles y carreteras. En ciudad de La Habana comienzan a verse los resultados del proyecto, pues los 450 mil pasajeros diarios transportados en el 2006 se han duplicado en la actualidad (Cubanalisis).

En lo referente a la vivienda no se ha evidenciado ningún progreso. El rumor popular de que la venta de los inmuebles se volvería a restaurar ha quedado solo en el rumor. Para el presente año se contempla un modesto plan de construcción de 50 mil viviendas (la fuente es Mesa Lago, mientras no se especifique otra), pero el déficit de las mismas se estima en un millón. La cifra de viviendas por mil habitantes que en 1989 (año de comienzo de la crisis por la desaparición del campo socialista) fue de 6,1 refleja en el 2007 un 4,5.

Por medio de la Resolución No.9, adoptada el 2 de febrero por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, se dispuso que los pagos a trabajadores se centren en función de los resultados laborales obtenidos. También fue suprimido el límite establecido para el cobro de los salarios. Estas medidas se contraponen a la práctica que durante años prevaleció para desvincular los intereses materiales a la producción. En este mismo sentido se han elevado los precios de acopio de determinados productos agrícolas, carne y leche.

Sin negar la importancia que tiene vincular los ingresos a la producción, lograr por medio de incrementos salariales que los mismos satisfagan las necesidades fundamentales de las familias es algo, bajo las circunstancias actuales, bastante cuestionable. Tomemos como ejemplo el desempeño del Perfeccionamiento Empresarial (sistema de dirección que desde hace años viene implementándose en las empresas de las fuerzas armadas y que últimamente ha podido comenzar a reactivar su introducción en las empresas civiles) el cual vincula el salario con la ganancia y otros indicadores de calidad. Sus efectos en el aumento de los ingresos han significado unos 100 pesos mensuales (Cubanalisis); el actual salario medio es de unos 400 pesos (ONE). Sin embargo en el periodo 2000-2007 se produjo un incremento del salario de un 71% (Chepe) sin que con ello se haya producido una mejora sustancial en el nivel de vida, dado que solo ha servido para contrarrestar en parte los incrementos de precios de electricidad, transporte, productos subsidiados, así como las compras de productos fundamentales para la existencia en el mercado negro y en las tiendas de Recuperación de Divisas. Y es que no podía ser de otra manera si se observa que en el mismo periodo la productividad sólo creció en un 39,5% (Chepe I). La magnitud del problema puede constatarse comparando el salario real de 1989  el cual ascendió a 188 pesos, mientras que el 2007 reflejó 45 pesos. Es decir, que sería necesario cuadriplicar el salario para alcanzar el estándar de 18 años atrás, bajo el supuesto que no se produzcan nuevos incrementos de precios, supuesto absurdo, cuando el gobierno habla de suprimir gratuidades y reducir subsidios. Pero además, de producirse esos voluminosos incrementos salariales, si no aumentan los productos destinados al consumo ello no constituiría un incentivo, pues lo que se originaría sería un incremento en la liquidez monetaria, la cual ya en el 2006 fue 4,5 veces mayor que en 1989. 

En la agricultura, actividad de especial interés, dado que el gobierno ha considerado la alimentación un problema de seguridad nacional, se han producido varias decisiones:

 Por el Decreto Ley 259 se ha dispuesto entregar tierra en usufructo a cooperativas y privados. Con ello se intenta incrementar el empleo de la tierra ociosa en los feudos estatales. Si la tierra disponible para la agricultura fuera el problema, entonces se hubieran registrado enormes incrementos  a partir del 2002, cuando fueron traspasados a otros cultivos el 40% de los terrenos cañeros (producción agrícola fundamental hasta entonces). Lejos de ello ha crecido la importación de alimentos que actualmente representa 84% de los productos básicos. Importación, que para colmo proviene de EEUU, país que por esta vía se ha convertido en el quinto socio comercial de Cuba (www.one.cu). Otro aspecto preocupante en cuanto a la entrega de tierras es que su usufructo será sólo por 10 años, sin establecer ninguna posibilidad de compra o de usufructo permanente, concluido este periodo.

 Otra medida importante ha sido la descentralización de funciones del Ministerio de la Agricultura hacia los Poderes Locales. Ello, tanto para la asignación de tierras como para insumos. La medida, que a todas luces resulta atractiva, por tanto las decisiones se acercan al productor, ha sido alabada por la prensa oficial como un medio más eficaz de controlar el gasto de combustible y otros medios por los campesinos (Dimas Castellanos). 

También han sido aprobados incrementos en los precios de acopio para determinados productos agrícolas, para la carne y la leche. 

 No hay que dudar que las medidas hasta aquí detalladas influyan positivamente sobre la producción en general y particularmente en la agricultura, pero para lograr crecimientos sostenidos de la producción por encima del 10% (reales, no los que viene informando Cuba desde el 2002) que es lo requerido por el país, se hace necesario incentivar el trabajo de modo sustancial e incrementar la acumulación, es decir capitalizar en mayor medida. El incentivo al trabajo no se logra exclusivamente por el pago vinculado a lo producido. Existen otros factores que tienden a liberar con mayor ímpetu las fuerzas productivas. Uno de ellos es la propiedad sobre los medios de producción. La experiencia habla por sí sola. El 18,5 % de las tierras están en manos de campesinos privados, los cuales producen dos tercios de los alimentos (Chepe II) y con un mayor rendimiento que las empresas estatales (55% de las tierras) y las llamadas cooperativas (el Estado determina que producen e impone el precio de compra). Si el Estado diera libertades a las cooperativas para producir y vender lo que el mercado requiere, es decir les otorgara el verdadero carácter cooperativo y convirtiera en cooperativas un buen número de las empresas estatales no hay duda que las nuevas organizaciones lograrían mejores resultados que los campesinos privados, por disponer de mejores medios y tierras que éstos. Algo similar puede decirse de las empresas industriales, actualmente en su totalidad estatal y mayormente hundidas en un marasmo improductivo, excepto aquellas de capital mixto.

 En cuanto al tema capitalización, Cuba mostraba una formación bruta de capital del 25% en 1989. Este indicador en el 2006 solo alcanzaba a 13,5. Ello no parece preocupar demasiado al gobierno cubano, pues el número de negocios con capital extranjero descendió de 403 a 236 del 2002 al 2006. El gobierno ha preferido hasta el momento, darle cabida a las empresas de capital mixto en actividades muy limitadas como el turismo, el petróleo y la minería.  Cuba se encuentra descapitalizada y mientras esto subsista la producción y productividad no podrán crecer al ritmo que requiere el país. Además de restringir al capital extranjero el gobierno se resiste a permitir que los cubanos puedan invertir. Para ello algunos aducen que los cubanos no cuentan con capital, pero pretenden desconocer que pequeñas empresas familiares no requieren gran capital inicial y que existe un potencial en los cubanos que viven en el extranjero, los cuales podrían convertir parte de las remesas en inversión para sus familiares.

 A mi modo de ver, las acciones del nuevo gobierno develan los objetivos del General encerrados en la fórmula “cambios estructurales y de conceptos”. Ellos podrían resumirse como: vínculo del interés material al trabajo, mayor disciplina, organización, dirección más colegiada y planificación más realista. Sin duda todo ello resulta mejor que lo anterior, pero todo eso existía en el campo socialista. Todo eso es lo que se conoce como socialismo real y todos conocemos a donde fue a parar el mismo. Entonces, es posible que el General no haya detenido la marcha, sino que esa, sea su marcha. Al pueblo, aquí incluyo a miembros del gobierno, militares e intelectuales que confiaban en la llegada de reformas efectivas, no le interesa demasiado si fue lo uno o lo otro. Ellos han perdido la esperanza y el General su más importante batalla.   

 Emilio Hernández

 Fuentes:
 

_(Cubanalisis) Yañez, Eugenio/Benemelis, Juan/Arencibia, Antonio “Balance de dos años del gobierno de Raúl Castro: III Parte, Ejercicio del poder” cubanalisis.com
 _Mesa Lago, Carmelo “La economía cubana en la encrucijada: Legado de Fidel, debate sobre el cambio y opciones de Raúl” cubanalisis.com
 _(Chepe I) Espinosa, Oscar “Nuevo sistema de pago” payolibre.com 
 __(II) “Propiedad privada y desarrollo” diariodeamerica.com
 _ONE_ Oficina Nacional de Estadística one.cu
 _Castellanos, Dimas “Controlar o liberalizar” cubaencuentro.com
 _Amor Bravo, Elías “Quitar las puertas al campo” cubaencuentro.com
 _Monreal González, Pedro “El problema económico de Cuba” cubaencuentro.com
 _Montaner, Carlos Alberto “La parálisis psicológica de Raúl Castro” firmaspress.com
 _Hernández Emilio “Los 100 días del General” decub.de