Cuba en tiempos del Corona

El 20 de julio no se detectó en Cuba ningún nuevo caso  de covid-19 desde que aparecieron los primeros casos. El 25 de julio se confirmaron 17 infectados, pero la cifra no es representativa de los contagios en los últimos días. En total, hasta el día 26, se confirmaron 2.495 casos y  87 muertes.  Decir que un país ha controlado una pandemia resulta dudoso, pero parece adecuado aceptar que las medidas implementadas por el gobierno cubano han dado resultado.  Cuba tiene condiciones que posibilitan una  eficaz y pronta erradicación de epidemias. Es una isla, cuenta con un abundante número de personal médico y su sistema totalitario le permite controlar totalmente a la población.

Médicos y estudiantes de medicina se dedicaron a visitar las viviendas para detectar cualquier síntoma sospechoso y así  aislar de inmediato a un posible paciente. El gobierno ordenó, en cierto momento, la paralización total del transporte público urbano. Por ello se suspendieron las licencias a los transportistas privados. En La Habana, varios barrios donde se detectaron fuertes afectaciones, fueron aislados. Se permitió solamente la entrada al país a residentes, quienes a su llegada serían recluidos en centros por dos semanas. Por supuesto, el control se confió también a la policía. Ella no solo se dedicó a vigilar el respeto a las reglamentaciones gubernamentales para el confinamiento y la disciplina higiénica. También intensificaron los controles económicos. La televisión nacional emitió una serie de reportajes que mostraba el enjuiciamiento público a ciudadanos acusados de corrupción y otros “delitos económicos” como acaparamiento, venta de puestos en las colas, etc. Hasta el 4 de junio, en 1.360 juicios  se enviaron a prisión a 1.089 personas, cifra similar a los infectados por el coronavirus en la fecha.

Puede pensarse, por la tradición del gobierno cubano de negar o esconder otras enfermedades, que el rápido control de la epidemia esté falseado, pero la estructura informativa que el Gobierno ha brindado resulta ejemplar. Diariamente se informaba y se informa el número de infectados, clasificados por edades, sexo, municipio de residencia, nacionalidad, también los ingresados con sospechas de contagio, así como la cantidad de tests realizados. Ante semejante diapasón informativo resulta difícil mentir sin ser detectado. La razón de este viraje informativo estriba en la necesidad imperiosa del Gobierno de controlar la epidemia y hacer creíble este control porque la enfermedad afecta a dos factores económicos fundamentales: el turismo y el alquiler de los servicios médicos al extranjero. 

Lo que sí resulta interesante es cómo y cuando se iniciaron las medidas contra la epidemia. El 11 de marzo se confirmaron los primeros casos infecciosos. Pero el 23 de marzo se activan las primeras medidas para confrontar la pandemia. El 15 de Marzo el Ministerio de Turismo incitaba a los turistas extranjeros visitar Cuba, cuando en el mundo se prohibían los vuelos a diferentes destinos. El 21 de abril se anunció cerrar las fronteras al turismo, pero 24 horas antes se manifestaba que no existían razones par limitar el flujo turístico. Las drásticas medidas tuvieron un preludio de irresponsabilidad considerable.

Como en otros países, la pandemia afecta decisivamente la economía. La Comisión Económica para América Latina prevé para el presente año una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) cubano en un 8%. En enero pasado la cifra de turistas disminuyó en un 19% en relación con el año anterior y de norteamericanos en un 68%. Se supone una reducción del monto de las remesas en unos 1.000 millones de dólares equivalente a un tercio de lo recibido en el año anterior. Todo esto influye en la reducción del PIB, pero un elemento fundamental en la vida del ciudadano y la actividad más dinámica que funcionaba en el país será quien sufra los mayores estragos. Se trata de los trabajadores privados. Hasta mediados de mayo fueron solicitadas la suspensión de sus licencias en un 35%, ello implica que cerca de 223.000 personas perdieron sus fuentes de ingresos.

El coronavirus no crea una crisis económica en Cuba, sino que acentúa la existente. El país no ha logrado recuperarse de la crisis tras la caída del muro de Berlín. El PIB percápita de 1989 no se ha alcanzado posteriormente y el salario real, el ajustado a la inflación, en el 2018 se mostraba un 40% menor que el año 1989. La formación bruta de capital como porcentaje del PIB descendió hasta un  10,3%  cuando en 1989 reflejaba un 25,6%. La agricultura continúa estancada aunque el 30% de las tierras se encuentran improductivas.

Determinados eventos y personajes han evitado una catástrofe económica y social de mayor envergadura:

_ La llegada al Poder de Hugo Chávez en Venezuela significó un enorme alivio para la economía cubana. Una fuerte relación comercial se estableció entre ambos países, la cual alcanzó su cúspide entre el 2012-2013 con 16.000 millones de dólares. Venezuela suministró a Cuba petróleo para satisfacer las necesidades cubanas e inclusive exportar parte del mismo. A cambio, Cuba le envió miles de médicos. La práctica de exportar los servicios del personal médico se extendió a varios países para constituirse en la principal fuente de ingreso del Gobierno.

_ El envío de remesas de cubanos en el extranjero a familiares y amigos se estableció en 1993, al mismo tiempo que se despenalizó la tenencia de dólares, por la cual se llevaba a la cárcel al ciudadano portador de esa moneda. Al asumir Raúl Castro la jefatura del gobierno, tras la enfermedad del máximo líder, éste inició una serie de cambios económicos. Se eliminaron prohibiciones, como el acceso de cubanos a los hoteles, la venta de autos y viviendas y se pusieron en práctica medidas que permitieron a unos 600.000 trabajadores independizarse del Estado para  su sustento. Todo ello contribuyó a incrementar el monto de las remesas, las cuales se dirigieron  a paliar las necesidades más inmediatas de familiares y amigos pero  también para obtener medios de capital. Con ello las remesas ocuparon el segundo renglón de ingresos del país.

_También en 1993 se iniciaron las actividades del turismo internacional, lográndose incrementos sustanciales, en especial, a partir del 2015 debido a la normalización de relaciones con USA. Este servicio hoy representa la tercera fuente de divisas del país.

Los tres aspectos anteriormente señalados fueron los eventos novedosos que estabilizaron la economía hasta el presente, aunque en los dos últimos años muestran un declive. La crisis venezolana obligó a este país a disminuir los envíos de combustible a Cuba. Ello acarreó la disminución de los servicios médicos aportados por Cuba. La eliminación de los contratos por estos servicios en Bolivia, Ecuador y Brasil han afectado enormemente los ingresos en divisa. Lo dejado de aportar por Brasil significó la pérdida de 400 millones de dólares anuales, cifra equivalente al valor de las exportaciones de azúcar o níquel. En el 2019 la llegada de turistas sufrió una baja del 9,26%. La afectación se debió fundamentalmente a la suspensión de los viajes de cruceros, emitida por el presidente norteamericano Trump, pero también otras prohibiciones a ciudadanos norteamericanos de acceder a negocios pertenecientes a las fuerzas armadas cubanas. Todo ello ha conducido a una reducción de las importaciones que redunda fundamentalmente en el consumo, porque el  80% del mismo es importado. Por otra parte, la agricultura se encuentra estancada y en enero del presente año, antes de manifestarse el coronavirus se sufría en la Isla un desabastecimiento muy por encima de lo acostumbrado.

Ante la crítica situación de la economía, ahora acrecentada por la epidemia, varios economistas han manifestado  esperanzas de que el Gobierno realice reformas de envergadura y han establecido diferentes propuestas al respecto. La respuesta gubernamental marchó en  dirección contraria. Continuar considerando las empresas estatales el elemento fundamental de la gestión económica, topar precios, paralizar experimentos comerciales y económicos, limitar a los trabajadores independientes. Pero de repente, el 16 de julio, el ministro de Economía, anunció por la televisión sorprendentes medidas como: Ampliar el sector privado “cuentapropista” en el argot de la nueva lengua revolucionaria. Permitir las cooperativas no estatales, es decir aquellas no dedicadas al sector agropecuario. Legalizar la pequeña y mediana empresa privada. Crear un mercado mayorista para abastecer al sector privado. Permitir que el sector privado importe y exporte en la zona libre de comercio de Mariel.  Abrir tiendas para la venta de alimentos y productos del hogar vendidos en divisa. Eliminar el gravamen del 10% del dólar. ¿Será que el coronavirus ha logrado lo que no pudo el presidente Obama?

Ante estas intenciones declaradas han surgido voces aclamándolas y también criticándolas. Creo que en principio, las declaraciones, como tales, son positivas. Por primera vez se rompe el tabú de mencionar el término “privado”. Trataré de exponer mis criterios sobre cada una de ellas:

_ Venta de alimentos en divisas. Estas tiendas, donde se podrán adquirir productos empleando una tarjeta magnética, previa cuenta bancaria en diferentes divisas ya se encuentran funcionando hace meses, pero para productos industriales. Lo novedoso es que 57 de ellas se destinan a la venta de alimentos. En estos comercios no podrá comprarse con la moneda CUC. Esta moneda se creó para captar la divisa de las remesas y los turistas. Circulaba y circula en las tiendas que se crearon para este fin, así como en hoteles y en la gastronomía, tanto privados como estatales. Su implementación significó que circularan en el país dos monedas, el CUC y el CUP. Desde hace años el Gobierno se había planteado eliminar esta dualidad, en beneficio de la moneda oficial, el CUP o Peso cubano. Con la aparición de estas nuevas tiendas se sustituye la dualidad monetaria por el empleo de muchas monedas; cosas de Absurdistán. Muchas críticas acumulan esta medida, juzgando que la misma incrementará la inflación y con ello las diferencias sociales. En realidad, las diferencias sociales se incrementaron con la aparición del CUC, por cuanto aquellos, con familiares en el extranjero o trabajo cercano a los turistas pudieron disfrutar de servicios y consumo por encima de los ciudadanos cuyos ingresos solo se vinculaban al Peso cubano, con un valor 25 veces menor que el CUC. También por ello la inflación subió sus índices, aunque la Estadística no registra el mercado, vedado al Peso cubano. Si de inflación hablamos, no podemos olvidar que en el pasado año se inyectaron en la economía, con el aumento de salarios y pensiones, 800.000 millones de Pesos, algo equivalente al 8% del PIB, sin incrementos económicos de compensación financiera. Lo que sí resulta vergonzoso es la estafa que el Estado le ha propinado a quienes cambiaron sus divisas por CUC, aceptando que está moneda sería respaldada equitativamente por productos para el consumo y que su valor equivaldría al dólar. El deplorable abastecimiento actual en las tiendas en CUC contrasta con el de las nuevas tiendas en divisa. El valor de la moneda se basa en su poder de compra y con el CUC, hoy no se puede comprar casi nada. A eso se debe que en el mercado informal los tenedores de CUC se hayan visto a cambiarlo en dólares, entregando de 1,20 a 1,95 por cada dólar.

 _Eliminación del gravamen al dólar. El mismo se implementó en 1964 como un medio de castigar la moneda del enemigo. Algunos especulan que el 10%  que dejará de recibir el Gobierno lo recuperará aumentando los precios en sus tiendas. Pero no hay que olvidar que en estas tiendas se podrá comprar también en otras divisas. Por otro lado el gobierno se beneficia por limitar por esta vía el cambio que particulares venían realizando, el cual absorbía parte de esta divisa en circulación, en lugar de ir directamente a las arcas estatales. Entiendo que la medida va a beneficiar tanto a los que envían  como a los que reciben las remesas.

_ Ampliación del sector privado. En 1993 el Estado autorizó el trabajo en el sector privado basado en un listado de 117 actividades, que luego en 1993, creció a 201. Conociendo la miserable concepción económica del gobierno cubano, es de esperar que este ridículo listado se amplíe, cuando la verdadera solución sería listar aquellas actividades prohibidas por su efecto nocivo en la sociedad, como se establece en todo el mundo y aceptar libremente cualquiera actividad no prohibida.  

_ Permitir las cooperativas no estatales. Se refieren a servicios que presta el Estado como peluquerías, reparación del calzado, etc. Hace años estos servicios comenzaron a cooperativizarse como experimento. El mismo alcanzó a 18.000 trabajadores de estas actividades, donde laboran 600.000 y fue detenido. Ahora, probablemente, alcance a todos los trabajadores. Pero estas cooperativas seguirán siendo controladas por los distintos ministerios.

_ Legalizar la pequeña y mediana empresa privada. Santo Tomás dijo: ver para creer.

_ Crear un mercado mayorista para abastecer al sector privado y permitir que el sector privado importe y exporte en la zona libre de comercio de Mariel. Tanto la gestión de un mercado mayorista, como la importación y exportación del sector privado serán regidas por las empresas del ministerio de Comercio Exterior. Es decir, continuará el monopolio estatal del comercio exterior. Aquí comienza la flaqueza de esas medidas. El Estado no cuenta con el dinamismo ni los recursos del sector privado internacional. Estas gestiones estarán basadas en que el privado entregue previamente las divisas necesarias para la operación. Resulta difícil entregarle divisas, para determinada gestión, a una empresa estatal cubana, cuando existen malas experiencias acerca de su independencia respecto al dinero que se le ha adjudicado. Si el gobierno necesita ese dinero, quien lo haya otorgado puede esperar o resignarse a perderlo.

Conclusiones

Las medidas ejecutadas por el gobierno cubano para impedir la expansión del coronavirus parecen haber funcionado. Estas como es lógico afectan la economía y el modus vivendi de los cubanos. El Gobierno ha efectuado declaraciones de carácter económico que como tales son positivas. Si las mismas responden a una toma conciencia que produzca el revulsivo  requerido por el país o si representan un medio de propaganda política para establecer esperanzas, está por verse, pero algo se mueve.  

Emilio Hernández

Fuentes:

_ Morales, Emilio “Envíos de remesas a Cuba: desarrollo, evolución e impacto” https://www.ascecuba.org/c/wp-content/uploads/2014/09/v20-morales.pdf

_ Mesa-Lago, Carmelo “El «enfriamiento» de la economía cubana” https://nuso.org/articulo/el-enfriamiento-de-la-economia-cubana/

_  Evora, José Antonio “¿Cómo pudo el gobierno cubano llenar las tiendas de un día para otro?” https://www.radiotelevisionmarti.com/a/c%C3%B3mo-pudo-el-gobierno-cubano-llenar-las-tiendas-de-un-d%C3%ADa-para-otro-/269111.html

_ Varios economistas cubanos “ALGUNAS PROPUESTAS DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS PÚBLICAS PARA ENFRENTAR LA COVID-19 EN EL SECTOR ECONÓMICO” https://centroconvivencia.org/convivencia/economia/11838/algunas-propuestas-estrategias-politicas-publicas-enfrentar-la-covid-19-sector-economico