LA REVOLUCIÓN INALÁMBRICA

En 2015 la palabra del año en Alemania fue “Flüchtlinge” (refugiados). En Cuba la prensa oficial no hace tales encuestas; pero, sin lugar a dudas la palabra del año sería “Wi-Fi”. Las aplicaciones como WhatsApp, imo y Facebook, el ruteado de los equipos y otros inventos de la creatividad cubana son ahora el tema número uno. La revolución de los teléfonos inteligentes ha inundado los hogares cubanos, pero sobre todo las calles. La empresa estatal ETECSA, que posee el monopolio telefónico en la isla, ha instalado cientos de zonas con acceso Wi-Fi a su servidor Nauta. Es común ver a todas horas del día y la noche a cientos de personas, sobre todo jóvenes, sentados en los bancos y aceras tratando de conectarse a Internet con sus Laptops, Tablets y teléfonos inteligentes. 

Cuba entra al siglo XXI y los cubanos se incorporan al flujo digital que les llega de forma inalámbrica en las zonas Wi-Fi de las principales ciudades, pues la gran paradoja es que no se ha permitido aún la instalación comercial a Internet en los hogares cubanos.Pese a sus limitantes, Wi-Fi pública ha tenido un enorme impacto social. Los cubanos tienen ahora acceso a nuevas fuentes de información y además han descubierto un canal para fortalecer vínculos con sus amigos y familiares en el exterior. Las cartas y postales enviadas al extranjeropor el ineficiente sistema de correos cubano han pasado a un segundo plano. En la isla ya se imponen los mensajes de texto y los correos electrónicos.

También se utiliza la Wi-Fi para realizar online los trámites migratorios, una exigencia cada vez frecuente de las misiones diplomáticas en La Habana, entre ellas la embajada alemana, que solo reparte sus turnos al público en Internet.

Gracias a la nueva comunicación, ahora es más fácil para muchos coordinar su salida del país. La emigración ha tomado una dinámica digital, pues la nueva tecnología permite darle seguimiento diario a las salidas de familiares y amigos, sin importar dónde estén.

Son conocidos los miles de cubanos que intentaron llegar a EEUU vía Ecuador y Panamá, lo cual desató una crisis humanitaria; pero ellos nos son los únicos que han probado suerte al calor de la revolución de los datos móviles. Ya se sabe de salidas organizadas por rutas tan largas como: a través de Noruega, o incluso Siberia y Alaska, aprovechando que no se requiere visa para volar a Rusia. También es un secreto a voces que determinadas bandas se dedican a traficar cubanos de la isla hacia EEUU vía México por la nada modesta suma de $10.000, en un servicio que incluye hasta la visa en el consulado mexicano de La Habana.

Entre los emigrantes que emplean diversas vías para llegar a su destino se encuentran médicos. A estos se añaden los que desertan de las misiones de colaboración con Venezuela y otros países. En estas misiones participan decenas de miles de médicos. La cifra de médicos ausentes en la Isla explica el colapso del servicio asistencial en los hospitales de la ciudad de La Habana en el mes de Septiembre. En consecuencia, el Ministerio de Salud Pública puso nuevamente en vigor una norma que vuelve a restringir la salida del país a especialistas médicos.

Pero, ¿basta la introducción del Wi-Fi en la isla para justificar esta avalancha?

Existen otros dos factores, que combinados con esta revolución inalámbrica, han acelerado la emigración cubana.

Por un lado, producto de la mejora del clima entre Cuba y los EEUU,  muchos temen que pronto se elimine la Ley de Ajuste Cubano y la operación Parole, ambas destinadas a facilitar la entrada de los cubanos a EEUU. Por ello se apresuran a viajar por las vías  más impensables mientras duren estas prebendas.

El otro factor es la muerte de la esperanza. No se espera una mejora en Cuba, ni aún tras el establecimiento de relaciones diplomáticas con EEUU.  Las nuevas relaciones con el poderoso vecino del norte no han traído la ansiada mejora económica. Los potenciales negocios entre Cuba y los EEUU siguen sin concretarse. Exceptuando un notable aumento del turismo, todo se ha quedado en buenas intenciones. El pueblo le ha dado la espalda al discurso oficial, en el cual nadie cree al cabo de casi 60 años y se halla enfocado en el éxodo masivo. En el país se acumulan grandes problemas sociales y las respuestas oficiales están cada vez más divorciadas de la realidad.

Las nuevas tecnologías obligan a la prensa a dar tímidos pasos hacia una mayor transparencia. La TV oficial transmitió hasta con gráficos y tablas los debates internos de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Allí, los diputados hicieron críticas abiertas a la mala educación,  al robo, la especulación, la corrupción a todos los niveles y al despilfarro de recursos. Pero en las respuestas de los ministros frente a las calamidades que corroen al país solo se oía autocomplacencia e ideas fósiles de economía planificada. Es evidente la falta de voluntad política de los octogenarios dirigentes para emprender alguna reforma que vaya más allá de un simple arreglo cosmético. No ocurre así en la población que ya pide cambios profundos y no se esconde para decirlo.

Las perspectivas no son nada alentadoras tras el desplome del chavismo en Caracas. El propio Raúl Castro reconoció que disminuirá la colaboración con Venezuela, principal patrocinador económico del régimen de La Habana.  Las estadísticas del gobierno estiman un 4% de crecimiento alcanzado en el 2015 y  vaticinan un 2% para el 2016. Mirando el deterioro de la calidad de vida de los cubanos es difícil imaginar que estas cifras sean inequívocas.

Las millonarias inversiones en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel no han dado los frutos esperados y las expectativas de una pronta colaboración con EEUU no se han justificado.  Súmesele a eso el hecho que el país no tiene ni la infraestructura ni la eficacia económica para competir a nivel internacional  en caso de que pronto se elimine el tan debatido Embargo-Bloqueo. 

Desde el punto de vista social, es cada vez más grave la pérdida de valores. La mala educación, la falta de respeto, el robo y la corrupción llegan a todos los estratos de la sociedad. Se impone pagar propina y sobornar para poder recibir cualquier servicio que se supone sea el contenido de trabajo de los empleados gastronómicos, administrativos, médicos o de servicios.  

Un problema tan agudo, como silenciado por el gobierno, es “El fantasma de Angola”. En el país existen alrededor de 220.000 veteranos. Estos héroes de las guerras de Fidel Castro por África se hunden hoy en la miseria. Reciben un magro retiro de 250 pesos mensuales que no les alcanza ni  para mantener a su familia ni para cubrir sus gastos mínimos de alimentación y medicina. Al trauma de la guerra debe sumarse el hecho de que fue una epopeya inútil que solo sirvió para apuntalar una dictadura en Etiopia y establecer el turbo-capitalismo en Angola, por solo mencionar dos ejemplos.  

La isla avanza hacia un futuro impredecible, pero al menos, gracias a la Wi-fi, la información circula más libremente dentro del país. Cada vez se le hace más difícil al gobierno poder tapar el sol con un dedo. Esperemos que esta revolución inalámbrica no termine como el Cordón de La Habana, la Zafra de los 10 millones, la Revolución Energética, el Plan Alimentario y otros de los grandes fracasos de la Revolución Cubana.

Lalo de la Vega, Enero 2016

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